Qué complicado resulta a veces controlar las emociones, ¿verdad? Podríamos decir que las emociones nos controlan, en cierto modo. Aunque justo debería ser todo lo contrario. Es importante ser conscientes de nuestros impulsos y aprender a dominarlos.
En Una Vida Feliz te ayudamos a aprender las claves para poder gestionarlas.
Seguramente te hayas preguntado cómo alguien puede ser capaz de hablar en público aparentando que no está nervioso, ¿Cierto? Mientras esto pasa, hay gente que se niega a salir a presentar por vergüenza, ¿Te resulta familiar?
Lo primero que tenemos que entender es que las emociones son el fruto de unos pensamientos. Entonces, podríamos decir que la fórmula de las emociones es: Pensamientos + Actitud = Emociones.
Es cierto que todos somos diferentes, pero esta fórmula se aplica a nuestra manera de ser. Es lógico que todo esto te parezca muy premeditado o desprevenido, así que expongamos un ejemplo:
Si nos dan una noticia aparentemente negativa, es lógico que lo primero que nos pase por la cabeza sea la tristeza o enfado. En cambio, si al recibir esta noticia triste, por ejemplo, nos quedamos llorando durante horas, la emoción que sentimos solo hará que quedarse más tiempo en nuestro cuerpo y mente.
Es cierto que exteriorizar emociones es positivo para superarlas, pero siempre bajo nuestro control y con límites.
¿Debo autoengañarme y fingir que no estoy triste?
Para nada. De hecho, es uno de los principales motivos de no superación de emociones.
Se podría ver como dos extremos: si en un extremo está lo que estamos haciendo ahora, el hecho de permitir que las emociones nos controlen por completo, en la otra punta del extremo estaría el hecho de autoengañarse.
Por desgracia, esto es más común de lo que pensamos. Y aunque a corto plazo pueda parecer que controlamos nuestras emociones, no es del todo así. Con el tiempo, iremos notando todo eso, y veremos que somos más independientes de factores externos.
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¿Entonces, qué debo hacer para gestionar mis emociones?
Reconocer el sentimiento y emoción es lo primero. Es decir, darnos cuenta de lo que sentimos, por nuestro estado de ánimo. Es normal que nos dejemos llevar y no nos demos cuenta de esto la mayoría de las veces, pero reconocer la reacción que nos ha provocado un comentario o acción es un gran paso. Después de esto, la pregunta que nos deberemos hacer es: ¿Cuánto tiempo me va afectar esta sensación? Es importante que una emoción no nos paralice el día entero.
Es completamente normal que a diario sintamos emociones, ya que somos seres humanos y es parte de nuestra mente, pero la clave es no dejar que nuestra felicidad dependa de personas externas o comportamientos de terceras personas.
A nivel profesional, es imprescindible saber actuar sin la interferencia de factores externos emocionales, para unas decisiones más objetivas y eficaces. Es común ver este tipo de situaciones en directivos, managers, profesionales de la mediación, comerciales o líderes/gestores de equipo.
¿Qué pienso acerca de la gestión de las emociones?
La gestión de las emociones debe ir en favor de que sean aceptadas y no ir detrás del enfrentamiento a ellas o la huida; esta es una práctica muy común, pues el ego hace que que estas se conviertan en una forma de escape. Sin embargo, esto solo lleva un descanso temporal. Las emociones seguirán y una manera efectiva de poder liberarse de ellas es aceptarlas, permitirles que estén el tiempo necesario, pero sin identificarte con ellas.
Tú no eres esa emoción, no eres ese sentimiento, solo es temporal y está presente como forma, se puede decir, de aquello que se refleja en nosotros mismos sobre algo que nos crea rechazo. Desde mi experiencia, afrontarla, aceptarla y dejarla ir, sería una de las mejores prácticas. La felicidad en todo momento está en ti y vivir el aquí y ahora es potencialmente un impulsor de un estado de paz presente.