Aunque a veces intentemos olvidarlo, estamos colmados de emociones la mayor parte del tiempo.
Al más mínimo cambio en nuestra vida, ya sea que nos favorezca o nos perjudique, saltamos llenos de sentimientos encontrados. Esta respuesta instantánea nos provoca gran ansiedad. Y, en muchas ocasiones, nuestra vida es difícil a causa de ello.
En el post anterior te hablé de la autoconsciencia y su importancia. Ahora que sabes que es una habilidad imprescindible para desarrollar la inteligencia emocional, es hora de seguir con el resto. Seguro te preguntas cómo lidiar con tus emociones una vez que aprendes a reconocerlas.
Las emociones son algo para vivir en tiempo presente. No hay que llevar ese pesado equipaje de todo lo que hemos sentido alguna vez. Ver la vida como algo fresco y nuevo puede ayudarte mucho en el camino a la felicidad.
Por mucho que hayas logrado identificar tus estados de ánimo, sabes que sólo estás empezando el camino. No tengas prisa, a fin de cuentas es mejor emplear tu tiempo en el mejoramiento personal que en perseguir nuevas ilusiones. El balance entre la realidad material y la espiritual es vital para la libertad que tanto buscas.
Una acertada gestión emocional te ayudará a mejorar el conocimiento de ti mismo, tomar mejores decisiones, reducir los niveles de estrés, y ser más empático. Por otro lado, es también ventajosa en el ámbito laboral.
Podrás mantener mejores relaciones interpersonales, incrementar tu productividad, potenciar tus dotes de liderazgo, o encontrar la motivación que tanto necesitas para acometer una nueva labor.
¿Qué es gestión emocional y cómo desarrollarla desde la práctica?
Hasta ahora simplemente he hablado del tema. Has aprendido algo sobre la inteligencia emocional, y has descubierto qué es la autoconsciencia. Pero ya es momento de que empieces a trabajar con herramientas prácticas, unas que te permitan soltar ese nudo que te impide avanzar hacia la felicidad.
A diferencia de la inteligencia intelectual, la emocional es algo que cualquier persona puede potenciar. Aprender a ser emocionalmente inteligente implica no sólo conocer e identificar tus emociones, sino adaptarte y fluir.
Las habilidades emocionales se expresan fundamentalmente desde el punto de vista intrapersonal e interpersonal. El segundo a través del desarrollo de la conciencia social y la empatía.
Una buena gestión de las emociones será también responsable del éxito no sólo en el trabajo, también hará que mejoren tus relaciones interpersonales. A fin de cuentas la vida no está segmentada, para ser feliz necesitas trabajar en todos sus aspectos.
Ya sabes que la educación, y no solo la escolarizada, potencian el conocimiento en detrimento de lo emocional y lo afectivo. Mientras creces, descubres que no estás listo para enfrentarte a esa otra parte de tu vida. Por eso quiero dearte algunas técnicas que te ayuden en este proceso de aprendizaje y desarrollo personal.
Antes de ponerme a ello quiero que comprendas que no hay que huir de unas emociones y preferir otras. Eso hará que bloquees una parte de tu existencia que, eventualmente, querrá salir.
Las emociones nos ayudan a entendernos mejor. Una vez que aprendas a observarlas, podrás determinar de dónde han salido. Luego de esto será mucho más sencillo trabajar con el asunto que realmente motiva la ira o la tristeza.
Desarrollar la gestión emocional con mindfulness y zazen
En el post anterior sobre la autoconciencia emocional, te mencioné el mindfulness como herramienta. Ahora voy a explicarte cómo usarla, y a contarte de otra técnica de meditación que puede ser de mucha ayuda.
Recuerda que la constancia es fundamental en cada caso. Para empezar te dejo una enseñanza de una maestra zen que me ayudó mucho a entender esta práctica. Dice la maestra que donde no hay meta no hay obstáculo. Si tomas esto como principio, vas a descubrir que puedes adaptarte a todo lo que va apareciendo en tu vida.
Cada vez que te congelas en una acción o pensamiento de algo que no ha salido como querías, te pierdes la oportunidad de crecer y adaptarte. Las circunstancias de nuestra vida están más allá de nuestro control. Al fluir con lo que se presenta, abrimos nuestra conciencia a un mundo menos limitado.
Y el mindfulness es justamento eso, la atención en el momento presente. Si estás bebiendo té, dedícate solo a eso. No leas noticias ni veas la tele. Haz que el mundo sea solo esa taza de té.
No vivas en el pasado porque ya no es posible cambiarlo. Y no dejes que el futuro te atormente demasiado, mejor centra tu atención en esto que está aconteciendo ahora.
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Existe además un tipo de meditación zen que se conoce como zazen, o la postura del despertar de Buda. La idea fundamental es que te sientes frente a una pared sobre un cojín con las piernas en loto o medio loto, y la espalda muy recta.
A partir de ahí es sólo observar los pensamientos y la respiración sin forzarla, y sin perseguir ni rechazar las ideas que surgen. Notarás que eventualmente logras una gran intimidad contigo mismo.
Si te interesa el zazen, lo mejor es contactar con un dojo o zendo. La base de esta práctica es la enseñanza mediante el gesto.
Otras técnicas para la gestión emocional…
- Trabaja con la respiración. Concéntrate en la espiración, e intenta que sea más larga que la inspiración. Pero no lo fuerces. Si te tomas un momento para respirar cada vez que sientas que te invaden las emociones, puedes descubrir cuál es el estímulo que las ha disparado. Así le restarás ese poder que tiene sobre ti.
- Anota cómo te sientes en un pequeño diario y escribe qué quieres cambiar luego de identificar el problema. No te juzgues. Mejor tomar responsabilidad que sentir culpa.
- Tómate unos minutos al día para no hacer nada. Aprende a desistir cuando no es el momento justo.
- Entrena la relajación progresiva de Jacobson (RMP). Consiste en alternar tensión-relajación por grupos musculares. Puedes hacerlo en casa al menos una vez al día durante veinte minutos. 5. Practica la risoterapia, la musicoterapia y la danzoterapia. Todas son eficientes contra la ansiedad.
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Conclusiones
Ahora que ya tienes unas cuantas herramientas a tu disposición, te toca poner tu esfuerzo. Peo si sientes que necesitas ayuda profesional, acude a un curso de educación emocional o visita a un psicólogo.
Está bien entender y aceptar que en ocasiones no podemos manejar algo nosotros solos. No te sientas mal por eso. En este caso fallar sería no darte cuenta del momento que vives, y de que necesitas ayuda.
El mejor consejo que puedo darte es que disfrutes de esta vida que tienes. Es sólo tuya y no depende de nadie más que seas feliz. Si quieres desarrollar tu inteligencia emocional y aprender a gestionar tus emociones apropiadamente, aquí es donde empiezas.
Gracias por leerme
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