A lo largo de toda nuestra vida, se está expuesto de múltiples discusiones y conflictos inevitables. Sin embargo, existen maneras de abordar y lidiar una discusión o conflicto en concreto. Para ello, es necesario saber dominar nuestras emociones, actitudes y pensamientos. Y así pues, aprender a cómo convertir tus conflictos en oportunidades.
Domina tus propias emociones
Esto es, lo que se precisará en el artículos. Contar con algunos métodos y conocimientos que nos ayudarán a saber abordar diversas situaciones. Ya sea una discusión en pareja o familia, algún conflicto en el trabajo, o con un completo desconocido. En todos los casos, es necesario estar preparados para lo peor, y poder salir airosos de la misma.
¿Por qué comienzan los conflictos?
Las razones de un conflicto o discusiones son muy variadas y dependen de muchos factores en cada persona. Pero sin duda alguna, uno de los factores más influyentes, es el poco control sobre nuestras acciones y emociones.
Es por ello, que es fundamental tener en cuenta las razones potenciales de un conflicto. Este paso es fundamental, ya que así se podrán identificar a tiempo y pensar cómo convertir tus conflictos en oportunidades.
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- Interpretación personal del entorno
Los individuos ven, conocen e interpretan al mundo desde su perspectiva de vida. No todos tienen las mismas ideas, pensamientos y creencias, y esta es la razón principal de las discusiones.
Sin embargo, es importante entender que todas las personas tienen una personalidad y un enfoque diferente. Y esto, lejos de ser algo negativo, es lo que permite la variabilidad de visiones y oportunidades.
Pero es normal también, que nos sintamos atacados cuando ponen en juicio nuestra perspectiva. No es algo sencillo entender que en ocasiones, hay otras maneras de hacer o ver las cosas, o que estamos equivocados. Y es allí, cuando nos cerramos a esta posibilidad, que comienzan las discusiones.
Si queremos aprender cómo convertir una discusión en oportunidad, es necesario entender que somos humanos y podemos equivocarnos.
- Estrés
Creo que todos alguna vez nos hemos sentido así de estresados:
Si quieres aprender a discutir en el mejor de los sentidos, no lo lograrás si posees un alto nivel de estrés. Esta, como la anterior, es una de las principales razones del inicio de un conflicto o discusión. ¿Por qué? Porque tu cuerpo está respondiendo ante situaciones amenazantes o de gran peso emocional y físico.
Entonces, el cuerpo comienza a producir cortisol y adrenalina, haciendo que tu percepción de la realidad se vea nublada. Esto provocará que se comiencen a percibir y sentir las situaciones peor de lo que pueden ser realmente.
Provocando pues, respuestas agresivas y poco prudentes que posiblemente, puedan hacer molestar a otros. Y las posibilidades aumentan exponencialmente si la otra persona también lo está.
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- No saber escuchar
Algo típico de las personas, es querer siempre hablar y expresar sus ideas, pero no permitiendo que los demás puedan hacerlo. En ocasiones, se pierde completamente la empatía y la comunicación asertiva y efectiva. Esta es una de las razones por la cual comienzan a discutir muchas parejas y tienden a romper.
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Si quieres aprender cómo convertir una discusión en oportunidad para solucionarlo, es necesario hablar menos y escuchar más.
- Iniciar conflictos innecesarios
Esta razón está muy ligada a la madurez de la persona en cuestión, ya que, muchos conflictos pueden evitarse, si no hay razones reales para iniciarlos.
Y es que, antes de iniciar cualquier discusión, vale preguntarse ¿es realmente necesario? ¿Cuál es el fin de la misma? ¿Qué logros o riesgo estoy asumiendo? Si se pasa desapercibido todo esto, puede que los conflictos en su vida sean interminables.
¿Cómo convertir los conflictos en oportunidades?
Normas del buen hablante y buen oyente
Si, parece un cliché o información reiterada, pero es que es fundamental. Si quieres saber sobrellevar y resolver conflictos, es necesario saber cuándo es el momento de hablar y escuchar. Ya que, esto nos permitirá poder pensar los mejores argumentos para un problema específico.
Además, es necesario estar atento a lo que otras personas tienen para decir. Ya que, es ocasiones, percatarse sobre lo que si dice la persona es correcto o no, o si tiene validez o es valioso, es importante. Ya que esto determinará si la discusión tiene sentido o si vale la pena afrontarla.
Establece pautas para los debates o discusiones con tu interlocutor. Mientras uno habla, el otro debe escuchar.
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Busca el punto de acuerdo
Es importante recordar que somos seres humanos, y equivocarse es parte de la vida. Por lo que, para aprender a discutir y sacar provecho de un conflicto, es necesario aprender y entender que no siempre se tendrá la razón.
Y aún si se tuviera, eso no es en sí, lo importante, sino llegar a un común acuerdo entre las partes. Puede que se tenga razón con respecto a un tema o situación, pero restregar o enfatizar demasiado este hecho, sólo ocasionará un mayor conflicto.
Es importante darle prioridad a una solución donde todos se vean beneficiados. La idea, es ser responsable y respetar los acuerdos a los cuales se lleguen. Si alguna de las partes no admite o está de acuerdo con esta finalidad, puede que la discusión no tenga sentido y sea mejor evitarla.
No discutir en momentos de tensión
Si bien existen situaciones urgentes con las que hay que lidiar, no siempre se cuenta con la mejor disposición para ello. Elegir el momento correcto para afrontar una problemática es clave para saber cómo convertir un conflicto en oportunidad.
Si una o las personas involucradas en la discusión, están pasando por un momento de estrés o tensión, lo mejor será esperar. Discutir en este estado, sólo provocará más tensión, y por ende, no se tendrá las ideas claras. La animosidad estará muy elevada, y por tanto, la lógica no tendrá lugar y no se podrá llegar a ningún acuerdo o solución.
Lo mejor sería entonces, ser positivo, relajarse y mantener el estado de paz. Las mejores decisiones llegan con la mente en calma.
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Mantén la primera persona
No hables como si hablaras por los demás cuando se trata de comunicar un error que cometió otra persona. Recuerda, no siempre se conocen realmente las intenciones del hacer o decir de los demás, por lo que, si algo te afectó, exprésalo desde tu perspectiva. No incluyas las intenciones de la otra persona, porque puede que la misma no haya sido ofender.
Claro está, que algo te afecte puede que no tenga discusión, pero bajo las razones e intenciones correctas. El objetivo es llegar a un acuerdo, no lo olvides, si hablas por los demás, estás asumiendo cosas que restan objetividad a la discusión. Además, provocarás molestia innecesaria en la otra persona.
Planifica los puntos a discutir
¿Te gusta la sensación de dejar trabajos a medias? Es casi seguro que no, pues, lo mismo sucede si se quiere convertir una discusión en oportunidad.
Si hay varios puntos a tratar, resuélvelos uno por uno, y no traigas a colación otro hasta que no se haya resuelto el primero. Ya que sino, el orden de las ideas puede alterarse y se perderá junto con el sentido.
Señala aspectos positivos
Por último, y no menos importante, recuerda sacar lo bueno de cada situación o persona con la que discutes. Esto es fundamental para que exista un nivel de persuasión que concluya las discusiones con un buen acuerdo.
Señala las potencialidades y aspectos positivos de una situación, realiza una petición amable, y concluye animando a que dicho acuerdo llevará a una solución del conflicto.
