Sabías que, según Sigmund Freud -el padre del psicoanálisis-, la mente está compuesta por el Ello, el Superyó y el Ego. Pero, ¿de qué se encarga cada uno? Pues bien, el Ello es nuestra psique más primitiva que maneja las emociones y la adaptación; el Superyó trata de lidiar entre las emociones y los conflictos morales, pero ¿qué es el ego?
Seguro te has topado con alguien que siempre cree tener la razón y que, además, no le importa pisotear a otros para defender su posición. Pues bien, esas son algunas de las características de las personas que tienen un gran ego.
Ahora bien, ¿realmente conoces hasta qué punto puede el ego influir en tu vida y en la de las personas que te rodean? Para que aprendas a identificarlo, en este post verás qué es el ego, cuáles son los tipos y algunos consejos para eliminarlo.
¿Qué es el ego?
El ego o el “YO” hace referencia a una falsa concepción que desarrollas sobre ti. Es decir, es un personaje que interiorizas y que tomas como la imagen que te representa ante el mundo real.
Para la psicología, se trata de una instancia psíquica desarrollada a través de la interacción con tu entorno social y familiar, y que se empieza a concebir desde los primeros años de vida.
El problema radica en que, si se sale de control, el ego puede ser perjudicial y hasta patológico. Puesto que conlleva a practicar conductas egoicas como la manipulación, el orgullo, la dominación, entre muchas otras más.
Etimología de la palabra Ego
La palabra Ego proviene del latín clásico. Inicialmente, se escribía “eo” y su significado es Yo. Como es un elemento radical, se puede combinar con otros vocablos para formar derivados, por ejemplo: egoísmo, egocéntrico o ególatra. En todo caso, hace referencia al Yo interno.
Tipos de egos
El ego puede ser de distintos tipos que varían según su proporción. A continuación, describiremos los principales tipos de egos que existen para que analices si te identificas con alguno de ellos o has visto sus características en una persona conocida:
- Ego presumido. Este tipo se identifica por querer tener siempre la razón. Las personas que lo padecen no son capaces de asumir un fracaso y necesitan constantemente del reconocimiento ajeno.
- Ego envidioso. Es destacado porque odia el éxito o la tranquilidad de las demás personas.
- Ego ambicioso. Siempre buscará sacar ventaja de las situaciones, aunque eso implique dañar a otros.
- Ego sabelotodo. Este ego siempre habla y habla sin parar, así no sepa lo que dice. Nadie tiene la razón, solo él.
- Ego interruptor. Tiene la costumbre de siempre referenciarse en todo, por lo que no deja a las demás personas terminar sus ideas.
- Ego insaciable. Siempre hará lo que sea para llamar la atención y ser el centro de cualquier conversación.
- Ego prestigio. Se alimenta del reconocimiento, por eso, buscará a toda costa que le aplaudan cada una de las cosas que hace.
- Ego sordo. Este ego está todo el tiempo en un diálogo con él mismo. No le interesa para nada lo que opinan las demás personas, y cuando los escucha es solo para aprovecharse de la información que le proporcionan.
- Ego manipulador. Se trata de un ego astuto que siempre se las arregla para hacer que todo gire a su favor. No le importa engañar, mentir o manipular para llegar hasta donde quiere.
- Ego jinete. Es un especialista en usar los logros de los demás para hacerse pasar por exitoso.
- Ego silencioso. Es muy hipócrita, porque escucha todo lo que pasa a su alrededor para manipularlo y tergiversarlo. Además, es cobarde porque nunca reconoce que él tuvo que ver en el conflicto.
- Ego orgullo. No le gusta perder y menos reconocer que se ha equivocado. Por eso, la palabra “perdón” no existe en su vocabulario.
Cómo se forma el ego
El ego se forma desde antes de la concepción, según la percepción que tenga la madre del bebé durante la gestación.
Luego, al nacer el niño, este buscará satisfacer sus necesidades. Lo que sucede es que no todas serán cubiertas y allí empieza una etapa de ansiedad -y hasta de dolor-.
Como no es capaz de cubrir esa necesidad, va a revivir una y otra vez la sensación de dolor hasta tratar de buscar una solución, la cual será asumir una actitud demandante y egocéntrica como mecanismo de defensa para evitar sentir su necesidad.
En otras palabras, el ego nace de la carencia emocional, asociada al dolor y a la ansiedad.
¿El ego y el SER son lo mismo?
Si ya has leído hasta aquí, es probable que te estés preguntando si el ego representa tu propia esencia. Y la respuesta es que NO. El ego es un mecanismo de defensa. Pero el SER es tu manifestación más auténtica, sin la intervención de las carencias afectivas que pudieron marcar una etapa de tu vida.
El SER auténtico es la máxima expresión de la propia personalidad. Es aquella que está libre de ataduras emocionales, no necesita ser aprobada por todos y menos tener siempre la razón. Toda persona debe enfocarse en conseguir y desarrollar su SER esencial.
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Qué tan bueno o malo es el ego
El ego puede ser algo positivo si aprendes a controlarlo. Inclusive, hay situaciones en las que puede beneficiarte. Pero para hacerlo debes tener mucho autocontrol y, sobre todo, inteligencia emocional.
En otras palabras, si reconoces tus capacidades y habilidades y aprendes a practicar la escucha activa hacia los demás, el ego puede ser beneficioso -en algunos casos-.
Por otra parte, el ego mal controlado deriva en actitudes patológicas que no te dejan ver lo positivo que existe a tu alrededor.
Esto es capaz de causarle daño a tu pareja, a tu familia a tus amigos y a hasta a ti mismo, porque lo utilizas como un escudo para esconder las inseguridades y miedos más profundos.
Por ende, un ego incontrolable no dejará que te descubras como eres en realidad y acabará dañándote.
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¿Cómo se puede aprender a controlar el ego?
El control y la eliminación del ego es una tarea necesaria para “reencontrarte” con tu esencia. Algunos consejos que puedes aplicar para hacer “catarsis” y aprender a dominar tu ego serían los siguientes:
- Haz un esfuerzo consciente por escuchar antes de responder.
- Entiende que no es necesario tener siempre la razón.
- Trata de empezar a meditar todos los días, así sea por 5 minutos diarios.
- No saques conclusiones apresuradas. Tómate tu tiempo para analizar lo que sucede y después actúa.
- Elimina de tu vocabulario la repetición constante de la palabra “Yo”. Trata de sustituirla por “desde mi punto de vista”, “quiero opinar que”, etcétera.
Por último, toma en cuenta que buscar un equilibrio emocional conlleva pequeños sacrificios que a la larga darán excelentes frutos. No dudes en pedir ayuda si crees que lo necesita. Pero más que nada: cree en ti, eres un ser valioso.
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Preguntas Frecuentes (FAQs)
l ego es la parte de nuestra mente que se identifica con nuestro cuerpo, emociones y pensamientos. Afecta nuestra vida al hacernos centrarnos en nosotros mismos y en nuestras necesidades, limitándonos en nuestras relaciones y en nuestra capacidad de conectarnos con el mundo que nos rodea.
Puedes identificar tu ego observando tus pensamientos y emociones. Si te encuentras constantemente pensando en ti mismo, sintiéndote superior o inferior a los demás, o defendiendo tu posición, es probable que estés identificándote con tu ego.
No podemos eliminar completamente el ego, pero podemos reducir su influencia en nuestras vidas. Podemos hacer esto practicando la meditación para observar nuestros pensamientos y emociones sin juzgarlos, trabajando en nuestra autoconciencia y practicando la humildad y el amor incondicional.
El ego en la espiritualidad se refiere a la parte de nuestra mente que se identifica con nuestro cuerpo, nuestras emociones y nuestras experiencias. Es la voz interior que nos dice “yo soy esto” o “yo soy aquello”. El ego es un obstáculo para el crecimiento espiritual, ya que nos mantiene centrados en nosotros mismos en lugar de conectarnos con los demás y con algo más grande que nosotros mismos.
Es importante eliminar el ego en la espiritualidad porque nos permite superar nuestra limitada perspectiva y conectarnos con algo más grande que nosotros mismos. Cuando somos capaces de dejar ir nuestro ego, podemos experimentar una sensación de unidad y conexión con el universo. Esto nos permite vivir con más amor, compasión y humildad, lo que nos lleva a una vida más plena y significativa.
Al eliminar el ego, podemos experimentar una sensación de paz y conexión con el mundo que nos rodea. Nos volvemos más compasivos, amorosos y humildes, lo que nos permite relacionarnos mejor con los demás y vivir una vida más plena. En resumen, eliminar el ego nos permite vivir una vida más feliz, significativa y amorosa.
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